Este fue el octavo largometraje de Roberto Gavaldón. Una producción de Panamerican Films, cinta que tiene un guion a cargo del mismo Gavaldón y José Revueltas, quienes trabajaron sobre el cuento de Ladislao Fodor. Estrenada en el año de 1947, nos presenta un drama que retrata a la clase alta de la ciudad de México.
La historia comienza en la ciudad de Guadalajara en donde Raquel Serrano –una belleza absoluta de María Félix- tiene un tórrido affaire con el químico industrial Antonio Ituarte (Arturo de Córdova), en ese encuentro Antoni promete volver, cosa qué llegada la fecha, no hace.
En un segundo momento el filme nos presenta un reencuentro entre ambos protagonistas; ya situados en la ciudad de México, Antonio entra en un taller escultórico, con el objetivo de llevar una pieza de su agrado como regalo a su esposa, ahí ve una figura que le llama la atención, tras de él y sin que lo haya observado, Raquel le dice el nombre de aquella pieza: La diosa Arrodillada. Ahí, la misma María Félix pronuncia las palabras que más recuerdo de la cinta “aunque en todo caso no es más que una simple mujer de rodillas como les gusta ver a todos los hombres ver a las mujeres”.
Antonio al notar que el aprecio/amor/seducción por Raquel no ha desaparecido, se muestra afectado por la situación y así comienza un drama de enamorados de clase alta. En este sentido la cinta se decanta entre el dolor y el deseo de ambos protagonistas por estar juntos y no poder hacerlo.