Así es, lo barato sale caro, y la ropa no es la excepción
Las personas vienen en todas formas y tamaños, sin embargo, la ropa barata tiene una sola definición y es: sin clase. Si una camisa es demasiado floja o apretada en los lugares equivocados uno se siente vulnerable e incómodo y se nota en nuestro lenguaje corporal. Si una prenda nos queda bien y nos sentimos cómodos puede ser una buena inyección de confianza.
Nos guste o no, la ropa también es una parte de nuestra identidad. La ropa puede hacer hincapié en la condición social, así como un cierto nivel de profesionalismo. Gastar dinero en ropa de calidad puede parecer frívolo, pero en algunos casos uno no puede darse el lujo de no gastar en ello, especialmente si estamos tratando de conseguir un trabajo o una relación más estrecha con los colegas.
Haz las cuentas.
La ropa barata no es “barata” a largo plazo, la ropa mal hecha con material delgado se desgasta más rápido y requieres tiempo y dinero para reemplazarla. Este es un consejo que aplica para nosotros y nuestra familia, los hijos, los nietos o los amigos.
En la medida que entendamos esto también debemos recordar que lo caro no significa calidad, y que no estamos gastando más en ropa, sólo estamos comprando menos. En su blog asesoramiento financiero, Peter Dunn recomienda crear un presupuesto de ropa anual del 5% de nuestro ingreso neto.
Si tienes algún otro consejo no dejes de compartirlo.